jueves, 18 de febrero de 2010

NO QUIERO PENSAR EN TI


No,no quiero pensar más en ti,porque cuando pienso en ti me doy cuenta de que te quiero. Fuiste la única batalla que deseé ganar y has sido la única guerra que he perdido. No quiero pensar más en ti.

Cuando pienso en ti no duermo. Mi cerebro estalla con sollozos de niño muerto. De niño que no nació,amor abortado que hace sentirme culpable por si la sangría de ese amor,chorros imparables de sentimientos desconocidos que escapan por los desgarros que me hiciste en el alma, fue por no amarte bastante.
O por amarte demasiado.

Eres la mujer por quien habría dejado todo.Y te lo dije. Pues déjame a mi,fue tu fría respuesta. Y te dejé.
Como querías.



Y comencé a languidecer viendo cómo languidecías a causa de otro amor que no te amaba. Y comencé a comprenderte al mirarme en el espejo de tu rostro desencajado,en tu mirada apagada,casi fúnebre,que tanto me entristecía.

Y comenzamos a hacer el amor,con furia apasionada,agarrándonos al no me quieras,no me quiere, como el atrapado en un incendio salta al vacío para evitar el dolor y la tortura. Y con abrazos y caricias nos fuimos desgarrando.La tortura de los mil.Cada vez las heridas más profundas,la sangre más diluida en las cada vez más abundantes lágrimas.

Y aprendí a conocerte.Te aprendí de memoria.Me deleitaba mirarte mientras me acercaba ti, lenta, muy lentamente, sintiendo cómo crecía tu ansiedad esperando la caricia.
Y soñaba con que era para siempre.
No quiero pensar en ti. Recuerdo el aciago dia en que impusiste condición de amigo. Y sin roce,añadiste. Y fue todo tan...

Hablábamos como compañeros de trabajo,reías como si fueses feliz. Y yo tragaba mis lágrimas aspirándolas desde el corazón.
Que ría,que ría.Que no deje de reir,que sea feliz.


Y una noche,recordando el verde de tus ojos,mirada fresca como la hierba en primavera,tu voz celestial y envolviendo mis sentidos con el aroma de tu piel en mi memoria,llegaron los sollozos de niño muerto a perturbar mis sueños.
Y decidi olvidarte.O no pensar en ti.
He perdido la guerra.Es el fin.

Te llamé muy temprano.Me voy.¿A dónde?.Lejos,no lo sé,pero me voy.
Y me llegó la cuchillada final.La herida fatal,la sin cura ni esperanza.
Gritaste ¡Me voy contigo!

Pero ya me había ido.


Podías haberme encontrado siguiendo el rastro de mi corazón vaciándose hasta la náusea.O eso pensaba.
Y sigo sin poder dormir,porque no quiero pensar en ti.

Y no puedo dejar de hacerlo.