jueves, 7 de enero de 2010

Soy libre,mi amor



Pues si,soy libre,amor mío.Me libré de mis ataduras y por fin soy libre.

Me dijiste que debía plantarle cara a mis padres,que ya era hora de volar sólo.
Y tuve que buscar otra casa para vivir,pero me libré de su pesadez,preocupación y prejuicios.

Me recordaste que la verdad era la única forma digna de andar por el mundo.
Y me libré de los convencionalismos y me abandonaron las amistades,hipócritas,me retiró el trato la familia y perdí el favor de conocidos.
Pero comenzé a disfrutar de andar por la calle con la cara bien alta.

Me explicaste que nunca había que claudicar por intereses bastardos,que la dignidad de la persona está por encima del dinero y la posición social.
Y a la primera ocasión le canté las cuarenta a mis jefes,soltándoles a la cara lo necios,zafios y torpes que eran,dejándose llevar por los pelotas y lamedores de traseros,que acaparaban los ascensos y gratificaciones.
Y pude recibir dignamente la carta de despido.

Me dijiste que no me preocupara,que el dinero no lo es todo,que lo más importante es ser fiel a uno mismo.
Así que desprecié trabajos porque los negocios de los que dependía no me parecían honrados desde mi nueva perspectiva ética.
Y perdí el coche,me despidió el casero y me persiguió mi banco.Pero cada vez era más feliz.

De modo que estando sin familia,trabajo,amigos,cobijo y medios de subsistencia,me leiste ese hermoso poema de Kipling que dice, que si cuando todo se derrumba a tu alrededor, tú permaneces impasible,serás hombre.
Y una extraña paz me invadió.

Y después de un tiempo en el que no pude verte,pues te era imposible por exceso de trabajo y compromisos,ayer te vi subir a un lujoso coche de la mano de un apuesto señor con aspecto de adinerado.
Tú no me viste.Bueno,me miraste,pero no me viste,pues no debiste reconocerme con mi nuevo porte de hombre sincero,digno,fiel a sí mismo e inasequible a la adversidad.
O quizás por mi barba de varios dias,el pelo desaliñado y la ropa ligeramente ya andrajosa.

Y me entró la risa.Tú,precisamente tú, habías caído de lleno en todo aquello que abominabas,¡Cuánta pena sentí por ti,cariño mío!.

Porque yo ahora soy libre.Totalmente libre.
Tan libre que sólo dependo del hambre y el frío y ambas cosas acepto con total dignidad.
Tan libre que no me importa no acabar esta carta,pues las fuerzas me abandonnnn....

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